El 20 de abril se cumplieron dos años del suicidio de Avicii. Para muchos, él era alguien sonriente, pero ¿por qué si era alguien muy sonriente decidió suicidarse? Realmente no debería existir una razón para quitarte la vida, pero una causa común es la depresión o la desesperación. Durante la cuarentena domiciliar obligatoria decretada por el gobierno he visto varios casos de suicidio y varios psicólogos han dicho que el estrés y la ansiedad están adectando a muchas personas, debido a que el encierro no es algo que nos motiva; al contrario, el encierro tiende a desesperarnos o a provocar estrés o ansiedad.
Según la definición más sencilla de Google el estrés es el “conjunto de alteraciones que se producen en el organismo como respuesta física ante determinados estímulos repetidos” y la ansiedad es el “estado mental que se caracteriza por una gran inquietud, una intensa excitación y una extrema inseguridad”. Al principio suena bien pasar en casa, descansando, entreteniéndonos de cualquier manera; sin embargo, el hecho de seguir en una misma rutina en la que se nos bombardea con información que nos preocupa no es lo más cómodo del mundo y, mucho menos, nos hace sentir bien. Hasta cierto punto se vuelve una costumbre salir y rozamos el borde de la locura.
En algunos casos no es solo el hecho de estar encerrados, sino que se agrega la violencia intrafamiliar. Desde mi perspectiva, hay cosas que me desesperan, llegó un punto de la cuarentena en que pensé que lo perfecto era morir, en el momento en que estoy escribiendo esto ya llevo 57 días de encierro y a lo mucho he salido tranquilamente por dos o tres días a más de un kilometro de mi casa. Lo que más me ha hecho falta en este tiempo de cuarentena es poder ir a la casa de mi mejor amigo y estar hablando por muchas horas sobre cualquier tema relevante o tonto.
Estando acostumbrado a esta rutina, se vuelve tedioso tener que pasar todos los días en casa soportando las discusiones de mi familia y siendo la única distracción escuchar instrumentales de rap y estar haciendo freestyle o, sino, estar lavando trastes mientras escucho música y me pongo a cantar. A veces trato de no informarme sobre las cifras del COVID-19, pero siempre hay alguien que decide compartir las cifras de contagios y detesto estarlo viendo, para ver dos gráficas, expresadas de la misma forma, me preocupa. En mi opinión, es lo mismo una gráfica de 1 a 300, que una de 1 a 800.
Pero, regresando al punto del suicidio, y dejando de lado mi vida, creo que debemos pensar en lo que ocurre con las personas. Aun las personas acostumbradas a estar en casa tienden a sentir raro porque, casi nunca, hay gente en casa y, actualmente, hay muchas personas que se encuentran dentro de un mismo hogar. Una cosa es poder estar con gente en casa, pero otra es sentirse acompañado y creo muchas personas no se sienten acompañadas y es que, al final, somos seres pocos comprendidos por los demás y tratamos de “actuar normal” y afectándonos de muchas maneras.
Comentarios
Publicar un comentario